Mi recomendada del día de hoy para #Cinetflix fue una película que sucede en un futuro distópico que, por desgracia, parece cada vez más cercano a la realidad actual. Se trata de Children of men, que encuentran en Netflix como Niños del hombre.
Basada en la novela del mismo nombre, escrita por P.D James y publicada en 1992, el director mexicano Alfonso Cuarón la adaptada centrándose exclusivamente en el personaje de Theo, de quien se leen apartes de su diario en la novela, interpretado por un formidable Clive Owen.
La acción ocurre en Inglaterra durante el 2027. El mundo colapsa, para mantenerse en pie los ingleses persiguen a cualquier inmigrante ilegal “como cucaracha” esperando expulsarlo del territorio. El terrorismo y la xenofobia están a la orden del día. ¿Les suena? Además hace 18 años no nace un nuevo ser humano en el mundo. La infertilidad se expandió como un virus, la humanidad se prepara para su fin. Theo, ha perdido cualquier esperanza, contempla con insensibilidad y cinismo la caída sin esperar nada. Sus únicos momentos de alegría se los proporciona visitar a su gran amigo Jasper, Michael Caine como nunca lo han visto interpretando a un científico hippie con aires de John Lennon, que le recuerda a Theo lo que es reírse y tener, aún, un lazo afectivo con alguien.
La aparente estabilidad que mantiene en esta extraña cotidianidad en medio de arrestos y explosiones (a todo nos acostumbramos) se rompe cuando Theo es secuestrado por un grupo de resistentes y termina involucrado en una misión que parece imposible de poder ser llevada a feliz término.
El guión entrelaza de manera afortunada acción con las revelaciones sobre el pasado de Theo (que explican su personalidad) y su relación con Julia, una fuerte y aguerrida mujer, encarnada por Juliane Moore, que brilla como siempre.
A lo anterior se suman claras referencias religiosas que obtienen un nuevo significado al utilizarse en este contexto de guerras, enfrentamientos y persecución de ilegales.
¿Cuál será la tierra prometida? ¿Llegará un salvador que nos pueda hacer creer en un nuevo reino?
La impecable y espléndida fotografía está a cargo de Lubezki (inicia aquí su colaboración con Cuarón) quien hace creíble este ambiente apocalíptico de destrucción y caos mientras el director mexicano realiza unos impactantes planos secuencia cargados de acción.
Theo, que ya no conseguía creer o esperar nada, encontrará una razón para luchar por algo mientras comprueba lo que pasaba más allá de su desconexión emocional, de su descreimiento, que el mundo se cae a pedazos pero quedan rastros de humanidad, quizás algo de esperanza.
No hay momentos muertos en esta historia llena de acción que nos mantiene atados a la silla mientras Theo encuentra en sí los vestigios del rebelde que alguna vez fue. Eso sí, aterra pensar que la película sea del 2006, sus imágenes, verán, recuerdan más de lo que quisiéramos cualquier noticiero actual.