Mi recomendada del día de hoy en #Cinetflix fue Calibre dirigida Matt Palmer. Es su primera película, después de varios cortos premiados, la cual, tras un exitoso paso por el festival de Edimburgo, acaba de ser incorporada al catalogo de Netflix.
La historia inicia con Vaughn a quien la vida está por cambiarle, en pocos meses se casará y nacerá su primer hijo. Marcus, su mejor amigo y la persona a la que ha estado más unido, no puede dejar pasar este momento sin marcarlo con un rito de paso. Para este exitoso hombre de negocios, impulsivo y acostumbrado a salirse con la suya no hay mejor plan, a pesar de la reticencia de Vaughn, que llevarlo de caza durante unos días.
Los dos amigos viajan entonces a unas remota región escocesa. A medida que se internan en estas tierras poco pobladas y se enfrentan a los estragos de la crisis económica y el abandono estatal lo que prometían ser unos días de compincherismo y diversión se transforman, a raíz de un trágico accidente, en una trepidante y angustiosa experiencia con inesperados resultados.
Con este punto de partida Palmer construye un thriller redondo y efectivo.
Los impresionantes paisajes de tonos ocres salpicados de nieve que rodean a las pequeñas poblaciones se irán transformando, paulatinamente, en un ambiente cada vez más asfixiante y claustrofóbico.
Jack Lowden y Martin McCann encarnan al dúo de amigos de personalidades diferentes. El primero, Vaughn, más sensible y sentimental. El segundo, Marcus, práctico, frío y violento es quien ha tomado las decisiones y ha fungido de protector de su amigo. Las diferentes personalidades se pondrán rápidamente en evidencia en la manera como reaccionan frente a lo que les acaba de suceder, en las decisiones que tomarán y en la rápida evolución que cada uno tendrá durante las angustiosas siguientes horas.
Los amigos citadinos desconocen por completo los códigos y señales de estos alejados poblados que han perdido la alegría de otras épocas y donde hace rato han entendido que si desean justicia deberán tomarla con mano propia.
La tensión no decrece y va en aumento gracias a los giros que depara el guión, escrito por el mismo Palmer, quien aprovecha para cuestionar los límites de la lealtad, la importancia de la familia y el papel de la violencia en lugares donde se ha perdido todo.
No apta para nerviosos, ni para los que están buscando una experiencia relajante.
