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La premisa engancha: en plena antesala del mundial de fútbol del 86 que se celebrará en México, un joven de clase media que estudia en un colegio masculino, de machos y peleas, se aventura con su mejor amigo a conocer la ciudad nocturna y artística que palpita más allá de su casa en Lomas verdes.

En esta historia autobiográfica, el director Hari Sama –también actúa en la película– sigue al joven protagonista, un potente Xabiani Ponce de León, que deja muy atrás su interpretación de niño bueno en Violetta, mientras descubre las posibilidades que brinda el arte para enfrentarse a una sociedad mojigata y represora. O, por lo menos, esa era la intención. Lo mejor, sin duda, es la actuación del protagonista y de su amigo Gera, encarnado por José Antonio Toledano; los dos consiguen una actuación natural y fresca que, por desgracia, no tiene nada que la contenga o potencie.

El problema, creo yo, está en querer abarcar demasiados temas, la búsqueda artística, el enamoramiento, las dudas sobre la sexualidad, la relación con los padres, con los hermanos, con los compañeros de colegio, el momento histórico, y podría seguir en un larga enumeración; lo que termina por producir líneas argumentales que se abren, se esbozan, pero que no terminan por desarrollarse. Son apenas abrebocas donde no hay tensiones, intimidad, ni se llega a ningún lado. Ese vacío se maquilla con colores vivos, drogas, sexo y música, escenas de performances, planos pareciera diseñados para chocar (como las obras de los artistas de la cinta) pero que terminan por ser gratuitas dentro del desarrollo.

Es decir, parece que está pasando mucho pero en realidad no está pasando gran cosa, o por lo menos no más allá de la superficie. Finalmente, queda la sensación de que el problema es lo mismo que le critican al artista de la película cuando le explican por qué no llevarán su obra al museo: “Le falta fuerza” le dicen y esa es, justamente, la sensación que queda.

Diana Ospina Obando

Diana Ospina Obando

Escribir, leer, ver películas, viajar...¿me faltó algo?