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Entrevista con los actores de El día de la ballena

Se estrenó en el pasado Festival de cine de Cartagena la ópera prima de Catalina Arroyave, Los días de la ballena.  La película cuenta la historia de dos jóvenes en Medellín, Cristina y Simón, que encuentran en la elaboración de un graffiti más que una manera de expresarse. Para estos dos jóvenes pintar una pared se transforma en un acto simbólico de recuperación de un territorio urbano en el que se trazan fronteras invisibles demarcadas, la mayoría de las veces, por la violencia.

Los protagonistas son David Escallón y Laura Tobón, actores naturales descubiertos por Arroyave tras un exhaustivo proceso de casting, los acompaña un veterano, Cristian Tappan.  Hablamos con ellos en Cartagena sobre su experiencia al hacer esta película unas horas antes de su estreno, y de que ellos la vieran completa por primera vez, en el Adolfo Mejía.

Diana Ospina: ¿Cómo llegó cada uno de ustedes a esta producción y cuáles creen fueron las razones para que los escogieran?

David Escallón: Yo hago el papel de Simón. Llegué a la producción porque Catalina le mandó el guión a una amiga que al leerlo dijo que conocía al protagonista. Me buscaron en Instagram y me escribieron un sábado a las 9 de la mañana para decirme que fuera a hacer un casting para una película. Estudio audiovisuales en la Universidad de Antioquia pero nunca había actuado.  Me presenté e hice el proceso de casting. Sería muy bueno preguntarles a ellas qué vieron en mí, qué las hizo pensar en Simón cuando me vieron aunque sí sé una cosa en la que nos parecemos bastante: en ser muy impulsivos, en no dejarnos mandar por nada, ser un poco salvajes en las decisiones.

Laura Tobón: Yo también estudié comunicación audiovisual y como David nunca pensé en la actuación, nunca había estado en un casting. A la película  llegué porque me empezaron a buscar en redes. Al parecer encontraron mi perfil en Instagram y me empezaron a hablar mucho por ahí pero yo en esa época tenía pereza de las redes y no las había vuelto a revisar. Pasé dos meses sin responder nada hasta que volví a  a conectarme a las redes y vi lo que me habían escrito y decidí presentarme al casting. De mí les llamó la atención las cosas que escribo, las fotos que subo, el modo de ser, de vivir, de pensar. Pensaron en mí por tener rasgos similares con Cristina.

D.O: Una pregunta curiosa, ¿ustedes dos se conocían antes de llegar a la película? 

L.T:  Ese es el punto charro, nos conocemos hace mucho pero llegamos a la película por lados distintos. Yo le pedí a David que me acompañara a un casting, fuimos en bicicleta, mientras esperábamos nos sentamos a comer afuera y entonces llegó Catalina y nos vio juntos, no podía creer que nos conociéramos.

D.E:  Yo había participado en el teaser y había quedado en hacer un nuevo casting. Cuando Laura me pidió que la acompañara no pensé que fuera para la misma película. Cuando Catalina me vio ese día me dijo que entrara e hiciera la prueba de una vez. Los dos personajes son muy amigos en la película, como nosotros lo éramos también en la vida real, esa química ya estaba ahí.

Christian Tapan:  A mí me invitó Catalina a hacer el papel del papá de Cristina, curiosamente nunca le he preguntado por qué me escogió a mí. Pero eso sí, cuando a uno lo llaman directamente para hacer un papel eso inmediatamente genera un enorme compromiso y da cero porcentaje a equivocarse. Además, llego a esta película sin ser de Medellín y me toca trabajar con este par de voladores que son de la región.  Entro a trabajar con un grupo muy joven y hago el rol del papá, obviamente la visión de muchos de ellos y de Catalina es “Mi papá era así, mi papá se expresaba así”, y entonces me tocó vincular toda esa información que empecé a tener sobre un personaje que nunca había interpretado. Yo les contaba a ellos que yo de paisa he hecho varias veces, de hecho muchos pensaban que yo era paisa. Pero yo había hecho mafiosos, el nivel de expresión es completamente diferente. Yo no había hecho de un papá que espera a su hija en el cuarto y le dice “Mi amor, a mí no me gusta esto, a mí no me gusta aquello, cuídate”,  eso de comenzar a negociar con una joven que está en un proceso de descubrimiento, de crecer, viviendo sola con el papá porque la mamá no está. Ese conflicto puede sonar bobo para muchos pero para otros es la esencia de la vida misma.

Otro reto fue que llegué al final del rodaje, cuando ellos ya llevaban un mes grabando.Mis personajes suelen crearse a partir de la relación con los otros, así que no tenía un personaje terminado cuando empecé a grabar.  Laura me aportó muchísimas cosas que yo desconocía. Eso es lo bueno de ser actor, que aunque lleve treinta y pico de años de estar haciendo una cantidad de cosas aprendo de lo demás todo el tiempo. Yo creo que hubiera sido muy pendejo de mi parte si hubiera llegado con algún tipo de soberbia o de ego actoral a  no dejarme impregnar de cosas. Eso no pasó y se nota en la película.  Además, quisiera agregar que en Colombia se cuentan historias violentas todos los días, en todo momento y no es tan común recibir un guión como el de esta película, que te haga pensar y sentir que es una historia que merece ser contada. Para mí esta es una historia de corazón que pasa en nuestras calles.

D.O: Cristian, tocas varios aspectos muy interesantes, ¿cómo fue entonces la construcción de tu personaje?

L.T: Es la primera vez que yo hago de papá de una joven. Lo nutrí de la experiencia que uno tiene con los hijos. Me gusta que los personajes tengan sus emociones desde cero. Pero tengo que agregar que, en este caso, yo me imaginaba muchas cosas de mi hija porque ayer cumplió diez años.Por ejemplo, uno de mis afanes es que yo quiero ser el mejor amigo de mi hija y que me cuente las cosas, yo no quiero que se esconda sino que me tenga confianza.  Esto me pasaba en esta película: yo me imaginaba muchas cosas de mi vida como papá y se me ablandaba el corazón, en especial en cómo ser un papá y no cagarla con los hijos. Entonces construí mi personaje inspirándome en todo eso, lo van a notar cuando la vean, es un hombre que quiere tener un buen discurso y a veces no lo tiene o a veces está equivocado, es complejo. Además, es un papá sin mamá al lado, su caso es particular. Lo difícil del cine es que tenemos muy poco tiempo y muy pocas escenas para contar relaciones complejas, en esta película hay una escena en especial que condensa todas esas inseguridades del padre que tengo muchas ganas de ver hoy en la gran pantalla. De verdad disfruté buscar en mí para construir este personaje, cosa que hago poco en mis otros papeles.

D.O ¿Cómo fue el proceso de creación de personajes para David y Laura que no tenían ninguna experiencia actuando?

L.T: Nosotros nunca tuvimos el guión, Cata nos contaba de qué eran las escenas y hacíamos improvisaciones, fue una construcción entre los tres.  Meses antes de grabar fuimos trabajando los personajes, hacíamos todas las escenas en orden y cada día los íbamos construyendo.

D.E:  Hicimos también un proceso muy intenso de preparación para actores naturales, después de eso sentimos que podíamos hacer una película

L. T: En ese proceso aprendimos a recordar desde el movimiento muchas cosas que no tenemos en la cabeza. Dolores, rabias, alegrías, fueron días muy intensos físicamente y para la cabeza y el corazón también. Por ejemplo,  un miedo muy grande que yo tenía era cómo hacer para estar triste, cómo llegar a una tristeza profunda que se necesitaba en algunas escenas, no sabía de dónde sacar eso. O cómo estar brava y pelear con el personaje de David,  ¿de dónde íbamos a sacar esa rabia para que fuera creíble? Ese proceso de preparación fue el que nos brindó las herramientas para hacerlo.

D.E: Para mí fue muy bello construir a Simón, convertirme realmente en Simón. Una de las cosas que hicimos  antes de grabar fue salir a graffitear por Medellín. Incluso una vez hasta me cogió la policía y todo.

L.T:  Es que nosotros dos no habíamos hecho nunca algo así y teníamos que familiarizarnos con eso para los personajes… Entonces tuvimos tres etapas para crear los personajes: conocerlos, hacer el taller de actuación y comenzar a grafitear.  Cuando estábamos en esa última etapa yo le decía a mi mamá que iba a trabajar y era salir a las once de la noche con David en bicicleta y los morrales llenos de latas.

D.O: ¿Les quedaron ganas de seguir trabajando en la actuación?

D.E: Sí, mucho, la verdad sí fue muy interesante permitirse entrar en los cuerpos de esos personajes.

L. T: A mí me parece que la actuación es todo un proceso psicológico, haciéndolo descubrí  muchas cosas de mí. Actualmente estoy trabajando con Cata en otros procesos de casting, me tiene entrenándome y acompañando la búsqueda de otros actores. Además me encantó aprender a graffitear; actuar, definitivamente, permite vivir otras vidas.

Publicada originalmente en revista Cero en conducta No 6

Diana Ospina Obando

Diana Ospina Obando

Escribir, leer, ver películas, viajar...¿me faltó algo?