Fueron largos días de silencio, supongo que a veces es necesario resguardarse, «limpiar el closet» y mirar el sol desde la ventana…
En días pasados vi La interprete, película dirigida por Sydney Pollack y protagonizada por Sean Penn y Nicole Kidman.
Más que hacer una larga y extensa reseña crítica quería decir, simplemente, que la película me conmovió mucho…. Por alguna razón llegué a ella sin muchas expectativas y sobre todo, porque alguien que me escribió en este blog me la había recomendado.
Me conmoví con la historia humana y dolorosa de los personajes principales y con las actuaciones de esos dos grandes actores que son Penn y Kidman (ella ha sabido demostrarlo con creces en sus últimas películas). Ahí están estos dos seres abatidos, Silvia, la interprete solitaria, que se ha construido un mundo donde habitar con su tristeza. Esta mujer de apariencia frágil que por dentro ha sobrellevado las más terribles pruebas, que está llena de dolor, de rabia de impotencia y que con eso intenta, como puede, buscar su lugar en el mundo.
Nacida en África creció con la ilusión de que un líder lleno de ideales sería capaz de devolver el rumbo a su país, con el tiempo lo que comprueba es que el poder corrompe y que los ideales se remplazan con mezquindades y muertes. Silvia ha creído en una causa y ha visto a los suyos perecer por ella, ¿qué le queda frente a la desolación y el desconsuelo?, ¿de qué asirse cuándo ya no se puede creer en nada ni en nadie? Penn, por su parte, le da vida a Tobin, un policía que perdió a su mujer hace apenas dos semanas. El hecho de por sí doloroso lo es aún más cuando sabemos que ella era una cabaretera que usualmente lo abandonada y después regresaba arrepentida, hasta que tras sufrir un inesperado accidente de tránsito no lo puede hacer más. Penn carga ese dolor cuando se encuentra a Silvia y de alguna manera consigue sintonizarse con ella desde la rabia y la impotencia…
Mirándose con recelo y desconfianza, Tobin debe acercarse a esta mujer, testigo clave de un complot de asesinato. Con el paso de las horas consiguen sobreponerse a las barreras que los separan y acompañarse desde lo más profundo de sus corazones. Los que esperan besos románticos, miradas aleladas no verán aquí satisfechas esas necesidades porque lo que une a esta pareja de solitarios es el dolor, lo que puedo decir es que encontrar compañeros durante trances de esos genera vínculos muy fuertes y eso es lo que uno siente con esta pareja… que aunque no vayan a estar juntos, aunque el camino de cada uno los separe, hay un lazo que los ha unido y que les dará fuerzas para seguir porque en últimas, lo que todos necesitamos para respirar sin dolor el aire que nos rodea y no ahogarnos en nuestras propias lágrimas es tener la certeza de que no estamos solos.
Al final, la cámara planea en el inmenso agujero que dejaron las desaparecidas Torres Gemelas, nada mejor para culminar una historia en la que la rabia y el deseo de venganza deben superarse para poder, al fin, respirar en paz.