No me cabe la menor duda de que ya se han llenado numerosas páginas con reseñas positivas sobre la última película de Schnabel La escafandra y la mariposa.
No quiero repetir lo ya dicho, diré solamente que la empresa realmente no era fácil. La película, como muchos saben, está basada en el libro que escribió Jean Dominique Bauby, editor de la revista Elle que sufrió una embolia masiva tras la cual solo le era posible controlar el párpado de su ojo izquierdo. El libro fue escrito a punta de parpadeos señalando una a una las letras que conformaban la palabra que deseaba expresar.
Con semejante punto de partida era fácil caer en una lacrimosa y sentimental película en la que la cámara hubiera seguido sin reparo los avatares de este hombre prisionero de su cuerpo. Schnabel, me parece, logró algo mucho más ambicioso. Por un lado, consigue llevarnos al interior del personaje, al interior finalmente, de la escafandra que lo atrapa. Ahí estamos padeciendo la asfixia, el desasosiego, la incapacidad de movimiento mientras descubre con horror que nadie lo oye, que no siente nada, que le están cosiendo un ojo y no puede evitarlo. El drama de su situación es múltiple y podemos sentirlo, no solo es la incapacidad de tocar el cuerpo deseado, es, también, los días muertos a la espera de alguien que cambie el canal de televisión, la necesidad permanente de un traductor que comunique nuestros deseos, los más nimios, los más sencillos…. es un cuerpo que ya no nos responde, no nos obedece y que sin embargo nos contiene.
La película, por otra parte, no cae en el facilismos de convertir a Jean Dominique en un héroe, una especie de mártir que debemos emular. Este exitoso editor llevaba una vida normal, más bien frívola en la que solía pensar más en sí mismo que en otros. Convertido en una especie de masa informe, atrapado en sí mismo recibe una visita que le otorga la clave: recuperar lo que lo hace aún un humano. Lo que podemos intuir es que a Bauby es esta terrible experiencia lo que le otorga la capacidad de humanizarse, capacidad que a veces, se pierde, de maneras menos visibles, menos claras pero no por eso menos dolorosa o dramáticas.
¿Qué parece entonces, según la película, reivindicar al ser humano? Por un lado la imaginación, la mariposa, nuestra capacidad de crear y de recrearnos. La capacidad de construir sobre las ruinas, con todo lo metafórico que puede tener esa frase.
También nos humaniza el amor.
Fue quizás eso lo que más me sobrecogió de la película, las numerosas mujeres (y en eso Schnabel parece hacer toda una oda a lo femenino ) que se acercan a Bauby para convertirse en un puente que le permita comunicarse con el exterior. Sus terapeutas, su ortofonista y, por encima de su dolor, su ex-mujer, están siempre junto a él. Las vemos desde sus ojos (o desde su único ojo) con las miradas cargadas de expectativa, de respeto, comprensión y amor…. y tal vez nunca antes, qué paradoja, fue tan amado Bauby como hasta el momento en el que estuvo completamente paralizado.
Preciosa, emotiva, poética…. son algunos de los adjetivos que pueden aplicarse para esta película.