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Mi recomendada de hoy en #Cinetflix fue un western inusual: Slow west, estrenada en 2015 y añadida recientemente al catalogo de Netflix.
Es la primera película que escribe y dirige John Maclean que, curiosamente, también es músico, es más, varias de sus canciones han aparecido en diversas películas como, por ejemplo, esta belleza que apareció en High Fidelity (2000) https://tinyurl.com/hvckovg
La historia gira en torno a Jay (Kodi Smith-McPhee) un escocés que parte tras las huellas del que considera su único y verdadero amor Rose Ross (Caren Pistorius), quien se vio obligada a abandonar tierras europeas y buscar refugio en la ruda y agreste Norteamérica.
Jay, que viene de una familia rica, es sensible y cultivado. La literatura, la poesía lo acompañan mientras mira este nuevo mundo con curiosidad y esperanza aunque no tarda en descubrir que es un sitio despiadado y temible. Justamente, el actor, Kodi Smith-McPhee, es el protagonista de otra película sobre un viaje lleno de imprevistos por una tierra, en ese caso, devastada y completamente hostil: The Road, película que recomendé en otro Cinetflix. Su expresión dulce y expectante funciona perfecto en los dos casos.
Silas, un, como siempre, impecable Michael Fassbender, es un hombre duro, curtido desde niño en este mundo de sálvese quien pueda que decide ayudar al joven Jay a llegar a su destino y encontrar a su amada Rose. Pero que nadie se equivoque, no lo mueven súbitos interese altruistas, espera, no lo duden, sacar una buena tajada de este acto filantrópico por el cual, además, Jay le paga una no despreciable cantidad.

Como western que se respete el paisaje es un elemento clave en la narración, los grandes planos nos muestran estos paisajes inmensurables (fue filmado en Nueva Zelanda), tierra enorme y deshabitada en la que todo es posible: empezar de nuevo o encontrarse con la muerte súbita y violenta.
El talentoso y multipremiado Robbie Ryan es el encargado de la fotografía, su mirada enriqueció películas como Fish Tank y American Honey, y no es la excepción aquí en la que la mayoría de las acciones suceden en paisajes abiertos que más que servir telón de fondo terminan por complementarse e ilustrar las emociones de los personajes.

La banda sonora a cargo de Jed Kurzel, el mismo que compuso la música de otra de mis recomendaciones anteriores: The babadook, es otro de los aciertos. Los diferentes temas consiguen combinar una cierta ligereza, con la melancolía de Silas y las expectativas y anhelos del joven Jay.

¿Quién o qué fuerzas mandan en este lugar? ¿Qué códigos rigen ante la inmensidad del territorio? La violencia contra los indígenas, la discriminación, el hambre y el desespero están presentes. A la belleza , finalmente, la tocan también la oscuridad y la violencia.
El director aprovecha esto al máximo mientras desarrolla el particular vínculo que se establece entre este hombre adulto, curtido y cínico que encuentra en Jay una nueva posibilidad de mirar las cosas, una manera, perdida por estas tierras, de relacionarse con otros.

La búsqueda, ingenua y romántica de Jay no es otra cosa que la persecución de un ideal soñado e inalcanzable pero cuya belleza, dada por la pureza con la que es ansiado por el muchacho, consigue irradiar lo que toca, incluso, tal vez, el corazón endurecido de Silas.
Luces y sombras en este western sobrio, sencillo y corto que relata con fineza un viaje de transformación por tierras inhóspitas.

Summary:
Diana Ospina Obando

Diana Ospina Obando

Escribir, leer, ver películas, viajar...¿me faltó algo?