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Un abrazo apacible
Tras ver Los juegos del destino muy probablemente tengamos un sonrisa esbozada en la cara. La película que inicia con una promesa de drama y profundidad termina por convertirse en un abrazo cálido. Dormiremos tranquilos en la noche y podremos sonreír recordando algunas escenas simpáticas y  divertidas.

Sin embargo, después de la sobredosis de azúcar y miel regresamos a la realidad y recordamos que esta película está nominada a la bobadita de ocho premios Oscar de la academia (¡¡¡8!!)y entonces empiezan las preguntas y, sobre todo, cambia del todo la mirada sobre ella.

Sí, es cierto, creer que el Oscar se otorga realmente a lo mejor del cine es un craso error, algo que solemos olvidar, baste pensar solamente cómo el año pasado dejaron de lado Drive y la magnifica actuación de Ryan Gosling y qué decir de la inquietanteWe need to talk about Kevin que ni fue mencionada;  pero es vísperas de premiación y uno quisiera creer que si Amor de Haneke está ahí es porque la mirada este año es distinta.

El caso es que David O. Russel ha decidido dirigir una película que explora un trastorno mental, que opacó la vida de muchos antes de que se conociera más y del que se empieza a hablar sin pudores: la bipolaridad. Bradley Cooper le da vida a Pat a quien este padecimiento se le ha agudizado hasta hacerse incontrolable, tras descubrir la infidelidad de su esposa.

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Dispuesto a recuperarla, obsesionado con reconstruir su matrimonio  y recién salido de una hospital psiquiátrico, tras ocho meses de tratamiento, Pat ha regresado al hogar paterno donde sus asustados padres se preparan para lidiar con él.

Las cosas no se ven fáciles, Nikki, la mujer de Pat, le teme a ese marido voluble  y ha decidido no hablarle, no acercarse a él y, para cuidarse en salud, le ha impuesto además una orden de caución para que no se le pueda acercar. Pat, incapaz de resignarse a esa suerte y desprovisto de cualquier autocontrol está listo a lo que sea necesario para recuperarla. Sin embargo, por su camino, se cruzará Tiffany (interpretada por Jennifer Lawrence, nueva niña mimada de Hollywood) quien no es ajena a los trastornos mentales en los que ha incursionado con éxito  tras la muerte de su marido en un accidente de tránsito. Tiffany, imprevisible, decidida y cargada de rabia lo obligará, literalmente, a cambiar su estrategia.

Lo que sigue es una serie de secuencias eficientes, previsibles, en donde la enfermedad mental termina por desdibujarse. Finalmente todo parece cuestión de querer curarse y de encontrar a alguien que nos acepte. Me pregunto si las verdaderas víctimas de la bipolaridad pueden sentirse identificadas con este discurso onda “All we need is love”. Por lo demás, la exploración el entorno de estos personajes nos lleva rápidamente a una conclusión fácil y sencilla: todos estamos un poco locos, no solo esos que han sido señalados e internados, todos somos un poco compulsivos, obsesivos y egoístas, todos queremos salirnos con la nuestra y obtener lo que deseamos.

El mensaje pasa claro y sin trabas, nos sonreímos, nos divertimos y, sobre todo, nos tranquilizamos a partir de la mitad de la película, cuanto ya es evidente que el director solo nos va a mostrar un álbum fotográfico apacible y que no pretende confrontarnos, ni llevarnos a lugares difíciles.

¿Es esto malo? No lo creo, me parece que filmar, lo que para mí termina siendo prácticamente una comedia romántica,  efectiva y simpática, tiene mérito y es aceptable.

No critico para nada enviar mensajes positivos y edificantes que pretenden, como lo señala la acertada traducción del título en España, apreciar El lado bueno de las cosas. Pero que a partir de esta cinta promedio se llenen páginas del periódico hablando de bipolaridad, y se discuta sobre grandes actuaciones sí es perturbador, dan ganas de toser bajito y de buscar la cámara escondida que desenmascare la broma.

Así que la pregunta final es ¿cómo se califica una película sobrecalificada?  y, más inquietante aún,  ¿por qué tanto interés en hacernos ver como excepcional  propuestas tan comunes y poco arriesgadas?

Summary:
Diana Ospina Obando

Diana Ospina Obando

Escribir, leer, ver películas, viajar...¿me faltó algo?