Estos han sido días de pruebas y autodescubrimientos, de preguntas y respuestas, de preguntas sin respuesta y de hacerle pedidos al cielo. Cómo nos volvemos de pedigüeños cuando sentimos el abismo frente a nosotros. Nos da susto caer y entonces rogamos por nuestra salvación, clamamos por redes salvavidas, soñamos con algun Deux ex Machina que nos salve de lo que parece inminente.
Yo he optado por dejarme caer… no me sentido sola, creo que muchos nos reconocemos en ese momento. Hace muchos años alguien de quien creí estar enamorada me dijo que la vida era eso, como un gran vértigo y que en medio de esa caída reconocíamos a otros que estaban en nuestra situación, él decía que así me había visto, que me reconocía como igual. Yo, con 16 años, sentí que era lo más hermoso que me había dicho borracho alguno… mi destino quedó sellado porque desde entonces me enamoro no solo de personas sino de historias, de la manera en como yo puedo contarlas o como me las cuentan a mí.
No consigo hilar mucho más esta noche pero quería hablar de llegar a mi casa, abrir mi blog y encontrarme comentarios tan largos y sentidos…. no me sentí sola.
Un beso, de aquellos besos especiales, para mis interlocutores.