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Decimos África y es como si habláramos de un solo país no de un continente enorme y complejo. Para nosotros es África y basta y ahí hay desiertos con elefantes, niños famélicos y algunas otras cosas. Para los sudamericanos decir África a veces significa sentirnos superiores, estamos jodidos, sí, pero no tanto como ellos, nos consolamos.

Si tuviera que dar solo una razón para leer a Chimananda Ngozi diría que vale la pena hacerlo porque entonces, un país, por lo menos uno, Nigeria, empezará a existir para nosotros (y de qué manera).  Y si tuviera que dar una segunda razón diría que muy rápido descubrimos que eso que pasa en Nigeria nos interpela de muchas maneras distintas porque un gran relato, en últimas, es uno sobre la condición humana y esa no conoce fronteras.

Algo alrededor de tu cuello confirma el gran talento de esta joven escritora nigeriana. Son doce relatos en donde Ngozi demuestra, una vez más, su capacidad para narrar desde personajes y situaciones muy distintas con total verosimilitud, los hay pobres y oprimidos buscando oportunidades, están aquellos que han perdido sus raíces e intentan reencontrarse con ellas, una joven escritora enfrentada a prejuicios de género y nacionalidad e inmigrantes que buscan en suelo estadounidense adaptarse a una nueva vida.

Cada relato crea su propia atmosfera, su propio ritmo y nos envuelve en la realidad de sus diferentes protagonistas. No hay relato regular en esta compilación que puede ser una perfecta puerta de entrada para el que se aventura por primera vez a leer a Chimananda o el mejor complemento para el que sintió , como yo, que Americanah terminaba abruptamente y que aún  no quería alejarse de la particular mirada de esta espléndida escritora.

chimananda

Diana Ospina Obando

Diana Ospina Obando

Escribir, leer, ver películas, viajar...¿me faltó algo?